Ex – Combatiente cubano en Angola, militante comunista, estudiante en la URSS, secretario sindicalista, graduado universitario, cadete militar,  custodio de la Embajada del Perú, durante los acontecimientos de 1,980, sicólogo de profesión, ese es Guillermo Fariñas Hernández, nacido en Santa Clara en 1,962. ¿ Qué más podría pedir una familia revolucionaria en Cuba de uno de sus miembros ?

Este individuo, de pronto y como  por arte de magia, se vira radicalmente contra la Revolución Cubana. Muchos se preguntaron  entonces sobre este repentino cambio “de palo pa´ rumba”. Pero es que como casi todo en la vida tiene precio – lo que sucede es que hay muchos no lo tienen o son muy altos – la vida ha probado que el dólar yanqui jugó un tremendo papel en este sujeto cambia casaca. Ya se convierte en miembro de la nómina oficial de los $ 40 millones que se dedican cada año,  a la desestabilización de Cuba como nación soberana.

“ El Coco”, como le apodaban desde muy jovencito – la verdad que el tipo realmente asusta con su espantosa cara – dedicó gran parte del resto de su vida después de desertar de ser un cubano digno para convertiste en un cubano con precio, a recorrer las líneas enemigas con el privilegio que da esa deserción. Allí comienza su peregrinaje por Cuba, Estados Unidos y parte del mundo, para cacarear cosas soeces  sobre su patria de origen. Pero se encuentra con una especie de juego en el que se vislumbra una buena utilidad en efectivo de color verde extranjero (US Dls.). “Huelgas de Hambre”, podría ser el titulo de ese proyectado futuro para realizar hasta un libraco de buena venta.

Fariñas comienza a sacarle más jugo a su nuevo oficio mercenario, habiendo dejado de ser un profesional gracias a la Revolución Cubana, ahora se convierte en un simple salariado de  imperio estadounidense. Un empleado más de ese nuevo grupito de desertores que recorren el mundo con sus discursitos e historietas, pagados por los yanquis, y regresan cargados de regalitos para su gente y sus negocitos de reventa de productos extranjeros,   pero que en su caso lleva intrínseco el aval de haberse dedicado a esas falsas  huelguitas de hambre, donde ya con esta última a la cual renunció, con apariencia de  todo jodido de salud, que hace la número 25, donde se rompe su propio record de más de una por año – las comenzó hace veintiuno – donde y cuando hasta se ha barajeado la posibilidad de  hacer un curso de esos que se pagan aquí en el revuelto Miami, y donde concurren algunos jóvenes cubanos de la isla, a universidades del gueto,  a aprender a hacer contrarrevolución; donde se enseñaría también  a  sobrevivir durante una huelga de hambre falsa y que la prensa la cubra con eficacia, hasta poder ganar premios foráneos, de gran sensacional protagonismo.

Este pasado fin de semana, pasé dos veces por enfrente de un grupito de unas siete personas, que protestaban en protestogramo del “exilio histérico” – el área del restaurante Versailles de la Calle Ocho –  apoyando al Coco fariñas para que se adjudicaran sus demandas, que eran hacer otra Cuba a sus gustos y estilos. El tipo aseguraba que si no se cumplían sus exigencias no dejaría la huelga, pero al parecer la farsa lo llevó a decidir terminarla sin lograr ni si quiera un “alguito” de lo que pedía. Hasta sus seguidores le pidieron terminarla, no tenía objetivo.

Bueno el caso que esa deforme carota de cráneo bolo y sin cejas, ojos hundidos y  bembón,  puede salirle al encender el televisor por la noche al irse a la cama a descansar, en la hora de las noticias que le siguen dando propaganda diariamente. Y eso si que asusta de verdad, sobre todo a los niños, por eso les advierto que “el coco” anda suelto por ahí y es noticia en este gueto.

     Los medios…¡ Oh…los medios !

Recuerdo que en toda mi vida pensante, o sea desde que tengo uso de razón, me  he encontrado a la prensa, de sus tres formas – después de que se estrenó la tercera, la televisión, en 1,950 – siempre esas cosas llamadas noticias, vistas oídas y leídas en todas sus formas de interpretación, como algo que siempre ha tratado de servir a intereses especiales que les proveen de jugosos beneficios. Las raras excepciones siempre las ha habido. Personas verdaderamente profesionales y dignas de esa profesión de ilustrar a todos con lo que sucede sin manipular las noticias, pero esos son lo  menos de todos los casos y algo curioso, pone en riesgo sus profesiones ante las presiones, cuando no hasta sus vidas. .

Hoy en día hay de todo y hasta para postre. Con estas nuevas campañas electoreras entre los dos contrincantes para la presidencia de un grande país, los medios se las arreglan para estar “en todo menos en misa”. ¿ Qué le importa a la gente si  una candidata estornudó o tosió, o que el otro ande con los coriones de los zapatos sueltos y puede caerse ?

Así son las cosas, y no de otra,  en las ventajas de manejar la opinión pública al antojo de los intereses especiales que dirigen la nación más importante del mundo.

Cuando llegue la fecha de decidir por quién votar, recuerden que no se vota por el mejor, sino por el menos malo.

Les habló “Desde Miami”, Roberto Solís.