A sus 91 años Max Lesnik (1930), es el cubano vivo, afín al proceso
revolucionario con más recorrido y experiencia política. Activo en la
política por 77 años, casi todos acompañando a Fidel Castro a quien
conoció en 1948, con el que militó en la juventud del Partido Ortodoxo
y a cuya consigna de lucha armada se sumó en 1957, Max se reinventa
como un activo de la política exterior cubana.
Al triunfo de La Revolución en 1959, Max retornó al periodismo y
pronto surgieron diferencias con el proceso debido a reservas por el
protagonismo de los líderes del Partido Socialista Popular (comunista)
y la alianza con la Unión Soviética, opciones que no compartía. En
1961 se exilió en Estados Unidos, done por cierto fue arrestado.
- En Miami, Max hizo lo que ha hecho toda su vida: política con la
diferencia de que en lugar de aliarse a la contrarrevolución continuó
combatiendo, ahora no solo a la resaca batistiana, sino también a la
política de Estados Unidos contra Cuba. Con esos fines creó su propio
programa de radio y fundó la revista “Replica”.
En 1976, convocado por Fidel regresó a Cuba, renovándose los vínculos
políticos y afectivos.
Aprovechando su acceso al entonces presidente James Carter, participó
en la promoción el diálogo con la emigración en 1978 encabezado por
Fidel Castro, dado sus relaciones con la jerarquía católica influyó en
la aproximación de la Iglesia y el estado e intervino en la visita del
papa Juan Pablo II a la Isla en 1998 quien lo recibió en La Habana en
audiencia privada.
“El hombre de las dos Habanas” como lo bautizó su hija, la cineasta
Vivian Lesnik, en un filme homónimo, es un activo de la política
exterior cubana.
Max, es después de Fidel Castro el hombre ligado al proceso que
sobrevivió a más atentados, alrededor de diez. Su obra no ha corrido
la misma suerte. La revista Réplica, iniciada en 1968 fue cerrada en
1989 en medio de una ola terrorista contra ella. Se intentó volver a
editarla en el año 2000 pero no hubo recursos ni apoyo para
sostenerla, cosa que puede estar ocurriendo con la Alianza Martiana,
virtualmente la única organización sobreviviente de lo que fue la base
política de la emigración progresista cubana.
Al parecer repuesto de tres grandes pérdidas: Fidel, Eusebio Leal y
Mirian, Max se levanta y al reinventarse, realiza tres sugerencias
asociadas al diferendo con Estados Unidos.
El pasado 29 de diciembre Max recordó su boda con Mirian en 1955.
Entre los testigos estuvieron parte de la élite liberal cubana de
entonces: Raúl Chibas, Millo Ochoa, Roberto Agramonte, Miguel Ángel
Quevedo, Pelayo Cuervo, Álvaro Barba, Raúl Rivero, José Manuel
Gutiérrez Planas y José Antonio Echevarría. El gran ausente fue su
amigo Fidel Castro, que se encontraba exiliado en México con quien se
encontró el día después de la ceremonia. Aunque no fuera su intención,
Max presenta credenciales a quienes lo conocen poco.
1-Según Max, las redes sociales refieren la existencia de un alto
número de detenidos en Cuba como resultado de las “Guarimbas” que
sufren cárcel por culpa de Estados Unidos de quien esperan apoyo. De
cierto modo se repite la historia de los invasores derrotados en bahía
de Cochinos que fueron canjeados por alimentos. Max cree que puede
acudirse a la fórmula y cita un viejo refrán: “Lo que es igual, no es
trampa”, según él: “Un trato es un trato y todo acuerdo es preferible
a un pleito”.
2-Debido a que es muy poco probable que la política de Estados Unidos
respecto a Cuba cambie en lo inmediato cree que: “Lo mejor que puede
hacer el gobierno cubano, es doblar la página en cuanto a esperar que
Estados Unidos deponga sus ambiciones imperiales. No hay que hacerse
ilusiones. Cuba debe seguir su camino con el esfuerzo propio. Es mejor
andar solos que mal acompañados por un vecino poderoso y ambicioso,
que sigue empeñado en sus sueños imperiales”.
3-Me dicen, cuenta Max, que Ben Rhodes, ex asesor del presidente
Obama, destacado en el restablecimiento de las relaciones con Cuba,
califica la política de Biden hacia la Isla como torpe y “trumpista”
cosa que nadie esperaba del vicepresidente de aquella administración.
Si bien los altos funcionarios de entonces están en desacuerdo con la
política de Biden hacia Cuba, guardan silencio en espera de que Obama
tire la primera piedra. Max cree que al respecto sería necesario
estimular al expresidente para que se pronuncie acerca de la política
actual respecto a Cuba. ¡Que hable Obama! ¿Quién le pone el cascabel
al gato?
Un amigo mutuo a quien le comenté las sugerencias me dijo: “El Duende
(un seudónimo que dicen oculta la identidad de Max) está de atar…”.
Lo mismo se hubiera dicho, respondí, si alguien hubiera sugerido que
en 1978 Fidel dialogaría con emigrados y como resultado se liberarían
miles de presos políticos…Tampoco hubiera creído que el Duende,
conversaría en privado con el papa. Debido a que disfruto de su
amistad y he colaborado en algunos de sus proyectos, un día le
preguntaré: ¿De qué hablaron?
La imaginativa política cubana y Max Lesnik no son predecibles. Algo
se trae entre manos. Allá nos vemos.
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